La uva Albariño se cultiva algo elevada del suelo para facilitar el acceso de la luz solar, que es más escasa las regiones del norte del país, y para alejarla de la humedad del suelo, para evitar infecciones. El nombre de la esta uva proviene de “Alba” y “Riño”; que significa “El blanco del Rin”. El Rin es un río importante de Europa que comienza en Suiza y desemboca en Holanda. La mayoría de los vinos Albariño provienen de la ciudad de Cambados (España).
Se trata de una uva de pequeño tamaño de la cual se saca este tipo de vino con aroma a hierba y de carácter balsámico. Esta uva que brota de forma precoz pero madura lentamente, por lo que el ciclo vegetativo es más largo de lo normal.
En la actualidad, la uva albariño constituye más del 90% de la uva plantada en la zona de las Rías Baixas. La denominación de origen Rías Baixas que nace en la provincia de Pontevedra, es la que se encarga de elaborar estos vinos de gran calidad.
La popularidad del vino albariño no tiene mucho tiempo, en comparación al tiempo que lleva gestándose este vino en tierras gallegas. Pues fue a partir de los 70 cuando este vino consiguió su popularidad en todo el país, gracias a la bondad y calidad de este vino sumado al buen olfato de los enólogos.
A pesar del mito que había hace unos años, el vino Albariño puede esperar e incluso está más bueno, los expertos dicen que el Albariño no siempre hay que consumirlo en el año, con el paso del tiempo evoluciona en la botella y gana. A finales del año 2016 Rías Baixas organizó una cata para demostrar a críticos y profesionales que no es necesario consumir este vino en el año, sino que estos ganan con el paso del tiempo. Su acidez que es normalmente elevada es una buena baza para la longevidad de los vinos de esta variedad.
